miércoles, 15 de septiembre de 2010

Carlos Manuel de Céspedes: De Yara a Enrique Ros By BELKIS CUZA MALE Especial/El Nuevo Herald

Carlos Manuel de Céspedes: De Yara a Enrique Ros

By BELKIS CUZA MALE

Especial/El Nuevo Herald

Los historiadores modernos no sólo cuentan los hechos, sino que los interpretan y escudriñan, no se limitan a la verdad aparente. El bisturí del historiador es ahora clave para desentrañar qué pasó realmente y quién es quién más allá de leyendas e invenciones. Esto, por supuesto, viene avalado con la documentación pertinente, fruto de un minucioso estudio en las fuentes originales. Mérito que comparte Céspedes. De Yara a San Lorenzo. La lealtad y la perfidia, obra del historiador cubano Enrique Ros, publicada recientemente en Miami por Ediciones Universal.
Carlos Manuel de Céspedes, Padre de la Patria, como se le llama en Cuba desde que se instauró la República, ha sido objeto de muchos estudios y de algunas solapadas e injustas interpretaciones, en especial por parte de los comunistas cubanos. Hubo una época, al principio de la revolución sobre todo, en que la figura del hombre que dio libertad a sus esclavos y se alzó en armas contra el dominio español, era mirado con cierto malévolo desdén. Se le acusaba de terrateniente y esclavista, sin importar para nada su trayectoria. En el libro de Ros, Félix Cruz-Alvarez, su prologuista, dice: ``Martí, Gómez y Maceo alzan sus monumentos ante la grandeza de los tiempos de Céspedes, sólo modestas estatuas y algunos bustos en parques de provincia recuerdan y veneran su jerarquía primera de patricio''.
La historia de Cuba, de sus guerras de independencia --las tres-- ha estado salpicada de discrepancias internas, que con el paso de los años se han ido borrando del conocimiento público, como es lógico. Pero los rumores quedan en el aire, sin ser confirmados, como por ejemplo, qué pasó con las páginas arrancadas por el General Máximo Gómez al diario de José Martí. Las luchas internas entre los insurgentes, así como traiciones y lealtades fueron parte también de la historia, un legado difícil de desentrañar al cabo de siglo y medio, que muchas veces no aparece a simple vista.
Sin embargo, Ros ha investigado con profesionalismo y pasión en los archivos nacionales de Estados Unidos y en muchos otros, a lo largo de su fructífera carrera. Es además el autor de otros 14 títulos, afincados en el desempeño de traer luz a la historia, especialmente aquella que la revolución cubana ha cubierto con un pesado velo de mentiras y torcidas interpretaciones. Sus libros sobre Playa Girón y otros que recogen la lucha de los cubanos contra el sistema, lo han convertido en fuente necesaria y confiable.
Céspedes. De Yara a San Lorenzo. La lealtad y la perfidia se abre con una frase casi lapidaria: ``Confusos fueron los primeros pasos de la Revolución de Yara''. Y a partir de esa confesión, Ros intenta, y lo consigue, echar luz sobre lo que hasta entonces parecería no tenerla. ¿Cómo surge Céspedes? ¿Qué acontecimientos precipitan su alzamiento?, ¿Quiénes lo apoyaron y quiénes no?, preguntas que hacen de Céspedes. De Yara a San Lorenzo un texto comprometido con la verdad. Vemos, por ejemplo, cómo los desacuerdos del general Ignacio Agramonte con Carlos Manuel de Céspedes alcanzan un insospechado matiz bélico: ``El Bayardo [Ignacio Agramonte] lo consideró como una afrenta personal y llegó a retar a duelo al Presidente de la República [Carlos Manuel de Céspedes]. Con altura e inteligencia, Céspedes respondió que el lance sólo podría tener lugar cuando concluyera su cargo'', leemos.
Cartas y documentos de la época, denuncian los intríngulis del momento, hasta que llegamos, como bien dice Ros, a la triste reunión de Bijagual: ``Podemos seguir aquellos dolorosos momentos a través de la tierna correspondencia de su sobrino Francisco Estrada Céspedes con su esposa Adolfina'', comenta Ros. Y continúa: ``Al presidente de la República en Armas lo han despojado de su escolta `dejándolo a merced del enemigo', le informa Francisco desde Brazo Escondido en el distrito Cuba, el 6 de julio de 1873, cuando recién salido de Cambute le han muerto el caballo que malamente le había servido por largo tiempo''.
El círculo se ha ido cerrando sobre Céspedes, destituido y arrinconado, con varios enemigos poderosos, incluso entre el nuevo gobierno insurrecto, como lo es el Presidente en Armas, Cisneros Betancourt, quien, dice Ros, ``hace esfuerzos para distanciar al Brigadier [Pérez], hombre de campo del ex presidente''. Pero no lo consigue. el Brigadier Pérez es un fiel y leal amigo, e insiste con Céspedes para que éste acepte salir de San Lorenzo sin esperar por el pasaporte que nunca llega''. El propio Carlos Manuel escribe en su diario ``Dice Pérez que ya mandó a derribar la ceiba para mi bote''. Por desgracia, Céspedes fue asediado por las tropas españolas y muere asesinado el 27 de febrero de 1874, sin que lograran que se entregase.
Ros abunda en otras bibliografías, la mayoría de antes de 1959. Un capítulo importante del libro está dedicado a los Voluntarios españoles --cuerpo integrado por peninsulares extremistas--, y su participación en el terrible desenlace del fusilamiento de los ocho estudiantes de medicina, ocurrido años más tarde.
Cruz-Alvarez apunta la importancia de Céspedes. De Yara a San Lorenzo. La lealtad y la perfidia: ``Sirva este libro, junto con su misión esclarecedora de hechos gloriosos y lamentables de la historia cubana junto con las virtudes y faltas de sus protagonistas, como un llamado a reconsiderar la significación esencial de Carlos Manuel de Céspedes en la conciencia histórica de la cubanía''. • 
BelkisBell@Aol.com

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