lunes, 7 de febrero de 2011

JOSÉ MARTÍ Y EL EXILIO COMO LAS RESERVAS DE LA PATRIA TOMADO DE: BARACUTEY CUBANO

JOSÉ MARTÍ Y EL EXILIO COMO LAS RESERVAS DE LA PATRIA

Discurso en conmemoración del 10 de Octubre de 1868, en el Masonic Temple, Nueva York, 10 de octubre de 1888


Por: Jose Martí

Señoras y señores:

Brevísimas frases, puesto que hemos empleado tanto tiempo, por el ardor inevitable del corazón, en dar salida a las pasiones evocadas por el recuerdo y la presencia de nuestros héroes, que ya no nos queda, a esta hora adelantada de la noche, espacio ni ocasión para rebajar con frías palabras de análisis, por necesarias que sean, por indispensables que sean en la época que atraviesa sin guía fijo ni ideal adecuado nuestro país, el entusiasmo que inspira a nuestras almas leales, más que el recuerdo santo de la guerra, la determinación de que una política incompleta y parcial, floja con los enemigos y despótica con los propios, no nos arrebate las conquistas obtenidas por la grandiosa unión en la muerte, por la precipitación de tiempos, con que la guerra, necesaria ayer, justa hoy como ayer, probable en todo instante, restableció en Cuba, con divino calor, el equilibrio interrumpido por la violación de todas las leyes esenciales a la paz estable en las sociedades humanas. Miente a sabiendas, o yerra por ignorancia o por poco conocimiento en la ciencia de los pueblos, o por flaqueza de la voluntad incapaz de las resoluciones que imponen a los ánimos viriles los casos extremos, el que propale que la revolución es algo más que una de las formas de la evolución, que llega a ser indispensable en las horas de hostilidad esencial, para que en el choque súbito se depuren y acomoden en condiciones definitivas de vida los factores opuestos que se desenvuelven en común.

¿Pero cómo ha de detenerse ahora a demostrar eso, ni a censurar la locura de ir dividiendo, en vez de ir juntando, los elementos necesarios en Cuba para la vida nacional; ni a condenar la torpeza de los que propagan una política que puede parar en la guerra, sin ir ordenando desde ahora los elementos necesarios para ella; ni a castigar la arrogancia de los que aumentan con sus prácticas imperiales los odios de un país que necesita tanto amor; cómo ha de detenerse ahora en la exposición de nuestros misterios políticos, y en estudiar el modo de ir guiándolos por entre ellos, la palabra conmovida, la palabra arrebatada a casi sobrenatural trastorno, por las memorias, bellas como poemas y serenas como juicios históricos, de este hombre sacerdotal que vio en la hora de explosión salir de la tierra, como soles de la noche y columnas de la soledad, a aquel florón de héroes? Siente fuerzas de Júpiter el puño al recordar tantas hazañas, y el pecho estremecido conoce la furia del mal y sus tormentos: ¡acaso se necesita más valor para mantenerse en esta oscuridad que para volar a imitarlos!

La palabra ha caído en descrédito, porque los débiles, los vanos y los ambiciosos han abusado de ella. Pero todavía tiene oficio la palabra, si ha de servir de heraldo al cumplimiento de la profecía del 10 de Octubre; si ha de impedir que a la tiranía de un gobierno secular, sucedan con daño público y beneficio pasajero de una casta, las tiranías civiles o militares, con cuyos estragos suelen vengarse las metrópolis vencidas de los pueblos nuevos que han tenido más valor para vencer al opresor que para extirparse de la sangre envenenada los hábitos de señor con que la gente soberbia y pedantesca antes prepara que estorba el camino a las cóleras de los humillados, harto justas, y a los despotismos militares que sobre éstas se fomentan, y con los odios y pequeñeces de los políticos débiles e intrigantes se mantienen y ayudan. Todavía tiene oficio la palabra, si en vez de ir disponiendo, en un país heterogéneo y de constitución democrática, el triunfo efímero de una casta arrogante sobre un pueblo hambriento de justicia real y empleo libre de las fuerzas que le cuesta tan caro conseguir, dispone, como aquí disponemos, sin negar con los actos lo que predicamos con la doctrina, el equilibrio de los factores inevitables del país y la obra cordial de todos, para el bienestar común, porque nada menos que ella, y no señoríos pueriles y libertadores a lo inglés, es necesario para el triunfo, en el conflicto posible, y para la paz después del triunfo, y aun para la vida sana de la patria antes de él. ¡Todavía tiene oficio la palabra para recoger de esta noche hermosa, y levantar como estandarte blanco, la declaración de que no nos animan odios ciegos contra el español, ni hemos de continuar esclavizando con nuestras preocupaciones al hombre negro que redimimos ayer con nuestra bravura, y murió a nuestro lado, no con menor gloria ni mérito que nosotros, por conquistar, para ellos y para nosotros, la libertad! ¡Jamás echaremos de nuestro lado, antes llamaremos con la voz honrada y los brazos de par en par abiertos, al hijo de España que nos ayude a reedificar el pueblo que sus compatriotas destruyen: porque no ha de ser en esa fortuna menos Cuba que los demás pueblos de América, donde el español no vio la libertad con ojos tibios, ni hemos de olvidar que si españoles fueron los que nos sentenciaron a muerte, españoles son los que nos han dado la vida!

Y al negro le diremos —porque no hay injuria en decir negro como no la hay en decir blanco— que no está en el ánimo de los que mantenemos el espíritu de revolución, permitir que con odios nuevos y desdenes inconvenientes e indignos de nobles corazones, se pierdan los beneficios de aquella convulsión gloriosa y necesaria, porque nada menos que el ejercicio práctico de las grandezas de la guerra fue preciso para reparar y hacer olvidar la injusticia que la produjo. No nos levantaremos, no, de la mesa del banquete porque se va a sentar un negro a ella, sino que, aplicando a la ley de la política la ley del amor, de que da muestra suma y constante la naturaleza, le diremos lo que me decía Tomás Estrada Palma hablándome de su negro Fernando: "¡Era mi hijo!"; lo que en la majestad de su tienda de campaña decía Ignacio Agramonte de su mulato Ramón Agüero: "Este es mi hermano".

Y a todos les diremos: Acá en estos fríos hay corazones viriles y probados que no se impacientan por el triunfo ajeno, ni se cansan con la espera forzosa, ni se deslumbran con la osadía vulgar del despotismo, ni se aturden con las intrigas, ni se dejan sacar de camino por la pasión irreflexiva, ni confunden el sentido con el sentimiento, ni sacrificarán su patria a una idea ciega, ni estarán en el destierro ocioso una sola hora, cuando por la perfección de su propia obra, o la brusca interrupción de la ajena, o los insultos repetidos del opresor, reluzca el día en que despertando los bosques donde cayeron con un ¡viva Cuba! en los labios, saldrán a recibirlos con los brazos abiertos aquellas sombras que protegen, y que protegerán siempre a la patria, de la descomposición que con la ayuda, ¡que con la complicidad de sus hijos soberbios y torpes! adelanta a mano fría el tirano. ¡Púdrase de un lado la Isla, o púdrase toda: aunque eso no ha de ser jamás, porque la tiranía fomenta las virtudes que la matan; porque el recuerdo de los héroes y la urgencia visible de su reaparición desvanece el influjo de los que no lo saben obedecer en quienes arden ya por imitarlos, porque a nuestras almas desinteresadas y sinceras, a nuestras almas que son urnas, que son espadas, que son altares, no llegará jamás la corrupción!

Hoy mismo, evocando recuerdos, me hablaba nuestro presidente de lo que en Cuba presenció un ilustre irlandés. Era la noche. Era la victoria. Teas de júbilo ciñeron de pronto la hoya donde vigilaba el campamento de Calixto García Iñiguez. Ya se acercan los triunfadores, los que han quitado al contrario tres cornetas, diecinueve fusiles, ochenta vidas. En la procesión venía, levantado de codos sobre su camilla, un niño glorioso. Traía la pierna atravesada. Era horrenda la boca de la herida. Parecía enmarañada y negruzca, un bosque de sangre. El dolor le iba y venía al niño herido, a Pedro Vázquez, en olas de muerte por el rostro. Todos lo rodeaban con ternura. No bajaba la cabeza. No abría el puño cerrado. Los labios, apretados, para que no se le saliese la queja. Al irlandés le pareció el niño sublime. ¡Nosotros somos, y nadie nos podrá arrebatar la honra de ser, nosotros somos como el niño del campamento! Heridos, en la agonía del destierro, tan cerca del hueso que no nos parece que cuelga más que de un hilo la vida, ni nos quejamos ni bajamos la cabeza, ni abrimos el puño, ni lo volvemos sobre nuestros hermanos que yerran, ¡ni se lo sacaremos de debajo de la barba al enemigo hasta que deje nuestra tierra libre! Nosotros somos el freno del despotismo futuro, y el único contrario eficaz y verdadero del despotismo presente. Lo que a otros se concede, nosotros somos los que lo conseguimos. Nosotros somos espuela, látigo, realidad, vigía, consuelo. Nosotros unimos lo que otros dividen. Nosotros no morimos. ¡Nosotros somos las reservas de la patria!

Tomado de: José Martí, Obras completas: Cuba (4), La Habana, Editorial Nacional de Cuba, 1963, pp. 227-232.

1 Comments:

At 11:49 PM, Anonymous Anónimo said...
Gracias. Nos regocija que se recuerde el natalicio de ese cubano que nos acompaña en nuestro andar. Teresa Cruz  

Una lectura krausista de la poesía de José Martí Rafael T. Rodríguez Washington University

El primer viaje de José Martí a España en 1871 concuerda con el
auge de la filosofía krausista en ese país. Julián Sanz del Río había
despertado de su modorra intelectual a los españoles con la publicación
en 1860 de El Ideal de la Humanidad, adaptación al español, bastante
original, de la obra de Krause Urbild der Menschheit (1811). Con la
Revolución de septiembre de 1868, los krausistas recibieron un lugar
prominente en las universidades y se convirtieron en «los principales
asesores de la nueva dirección pedagógica»’, comenzando así la etapa
hegemónica de los krausistas. Con la Restauración de 1874, los krausistas
perdieron gran parte de su control pero ya la semilla había
sido sembrada, y las ideas krausistas sirvieron de antecedente a las
reformas liberales introducidas en 1881. El krausismo en España
significó una toma de conciencia, y su actitud introspectiva puso en
duda las instituciones y el estilo de -vida de los españoles ‘ Los krausistas
se inmiscuyeron en casi todos los estratos de la vida social,
política y económica, y convirtieron su creencia en el progreso moral
y material del hombre en una cruzada de humanitarismo y buena
voluntad.
Este fue el ambiente intelectual que Martí encontró en España en
1871. Martí estudió durante cuatro años en las universidades española
en las cuales de acuerdo con Alberto Andino «pululaban las
ideas » del krausismo No cabe duda que Martí leyó El Ideal de la
Humanidad, de Sanz del Río ~, y que estaba familiarizado con las obras
de los discípulos de éste, los cuales desarrollaron el programa intelectual
del krausismo ~.
En los comentarios que Martí escribió sobre Krause, se nota la
admiración que tenía por el filósofo alemán> a quien consideraba de mayor envergadura que Hegel, y cuya filosofía encontraba compatible
con sus propias ideas:
«Fichte estudia al hombre en sí, como sujeto de cuanto piensa, y se queda
en él. Schelling ve al hombre análogo a lo que le rodea, y confunde al Sujeto y
el Objeto. Hegel, el grande; los pone en relación y Krause, más grande, los
estudia en el Sujeto y en el Objeto, y en la manera subjetiva individual a que
la relación lleva el sujeto que examina al objeto examinado.—Yo tuve gran placer
cuando hallé en Krause esa filosofía intermedia, secreto de los dos extremos,
que yo había pensado llamar Filosofía de la relación»
Manuel Isidro Méndez señala que en estas palabras se ve expresada
una determinada actitud que dará carácter a la vida y obra de Martí ~.
Méndez, de los muchos críticos que han abordado el carácter sintético
de la mirada martiana; es quien con mayor ahínco ha señalado
la influencia krausista en la concepción del hombre y la vida en Martí;
y su particular actitud tíca. Méndez no es el único que ha descubierto
afinidades entre el krausismo y el pensamiento de Martí, aunque no
todos están dispuestos a hablar de influencias. Ivan A. Schulman,
quien al estudiar el carácter sintetizador de Martí se inclina hacia
Emerson como posible ascendiente, concluye que es muy difícil trazar
una influencia clara y definitiva de ambos Emerson o Krause ~. No
obstante esta dificultad, es posible encontrar ciertas afinidades entre
el krausismo y la obra de Martí: la visión armónica del Universo; la
José Martí, Obras Completas (Editorial Lex, La Habana, 1946), vol. II, p. 769:
En 1875, apenas un año después de salir de España, escribe Martí lo siguiente
sobre el libro de Sanz del Río: «El Ideal de la Humanidad que tan acertadamente
tradujo y comentó el maestro Julián Sanz del Río”; en nuestro estudio hemos
utilizado cuatro ediciones diferentes de las obras de José Martí. Para facilitar la
escritura y lectura de estas notas, utilizaremos las siguientes siglas para designar
a cada una: Editorial Lex Lex; José Martí, Apuntes Inéditos (Publicaciones
del Archivo Nacional de Cuba, La Habana, 1951) = Al; José Martí, Sección Constante
(Caracas, 1955) = SC.
Op. cit., Martí, Lez, vol. II, p. 897.
6 Op. cít., Martí, T., vol. LIV, PP. 139-40.
7 Manuel Isidro Méndez, Martí (P. Fernández y Cía., La Habana> 1941), p. 210.
8 Miguel Jorrín, Martí y la filosofía (Unesco, La Habana, 1954); Emilio Roig
de Leuchsenring, Martí y las religiones (Acción, La Habana; 1941); op. cit., Andino;
Andrés Iduarte, «Ideas filosóficas», Manuel Pedro González> ed., Antología
crítica de José Martí (Ed. Cultura, México, 1960); Iván A. Sebulman, Símbolo y
color en la obra de José Martí (Gredos, Madrid, 1960;, Pp. 55-6: Scbulman, sin
rechazar la posible influencia kraussista, se inclina «a dar más crédito al influjo
de Emerson». No obstante, añade que «Krause y Emerson se hallan en una línea
similar de desarrollo filosófico y por consiguiente no es descaminado pensar en
el posible ascendente de ambos».
Op. cii., Schulman, Pp. 77-8 (nota 23).

Ética del deber y la supremacía del Bien y la razón como principios
orientadores, el concepto del arte y la historia, la educación de la
mujer, la libertad, y la acción como filosofía de la vida.
~ A continuación ofrecemos citas que esperamos mostrarán la afinidad entre
los krausistas y Martí en seis diferentes temas (la razón, el arte, la historia,
la educación de la mujer, la libertad y la filosofía de la acción): LA RAZÓN:
Op. cít., López Morillas (1956), p. 70: «La razón es E...] el asiento de la entereza;
en el doble sentido de integridad y disciplina»; la filosofía de Krause se llama
Racionalismo Armónico. Op. cít., Martí, Lex, vol. 1, p. 1063: Sobre la razón, Martí
escribió que; donde la razón campea florece la fe en la armonía del Universo”.—
EL ARíE~ op. cit., López Morillas (1956), p. 125: Para los krausistas el objetivo
del arte es «organizar aspectos diferentes y multiformes de lo real, reduciendo
a orden y armonía lo que es, aunque sólo en apariencia; desconcierto y antagonismo;-
Más tarde añade que (p. 128): «En el arte es donde mejor se refleja el
auténtico sentir de una época.» 0p. cít., Martí, Lex, vol. 1, p. 1282: Del arte Martí
dice: «¿Qué es el arte, sino el modo más corto de llegar al triunfo de la verdad,
y de ponerlo a la vez, de manera que perdure y centellee en las mentes y los
corazones?” Ibid., vol. 1, p. 752: Para Martí el arte es «divina acumulación del
alma humana, donde los hombres de todas las edades se reconocen y confortan».
Ibid., vol. II, p. 344: «La literatura no es más que la expresión y forma de la
vida de un pueblo”—HísíoRíA: Op. cit., López Morilla (1956), p. 40: Los krausistas
dividen la historia en externa e interna. La historia externa es la que se
encarga de acumular los eventos; la interna se preocupa de la esencia de esos
eventos. «La historia interna, es decir, la auténtica, es siempre una historia
formal o, si se quiere una historia de las ideas.» Op. cit., Martí, T., vol. LXII,
p. 129: Este énfasis en la esencia de un hecho histórico, o en las ideas que
mueven a los hombres, se ve también en Martí: « ¿Qué me importa saber lo que
el hombre hizo en este determinado momento de su vida, es esta o aquella época
concreta, accidental o transitoria? —su esencia permanente es lo que yo quiero
investigar, no efectos que pasan, sino la causa que las produce busco... No me
importan las estaciones del camino humano, que se levantan y destruyen en arreglo
a las conveniencias de los vivientes, sino el vapor— acomodable, pero libre,
que echa a andar el tren por ellas.;—LA EDUCACIÓN DE LA MUJER: Juan López Morillas;
Hacia el 98: literatura, sociedad; ideología (Ariel; Madrid, 1972), p. 96: El
matrimonio en el krausismo es de primordial importancia, y por ende, los krausistas
exaltaron la función de la mujer en la sociedad: «Los krausistas laboraron
en pro de esa ‘mitad esencial de la humanidad; y se afanan, sobre todo, por
‘mejorar su educación, haciéndola más real, más elevada, más comprensiva».
Op. cit., Martí, Lez, vol. II, p. 697: Martí compartió ese mismo interés krausista
en la educación de la mujer: «Si la educación de los hombres es la forma futura
de los pueblos, la educación de la mujer garantiza y anuncia los hombres que
de ella han de surgir.» Este comentario lo hace Martin en 1875, un año después
de haber partido de España—LA LIBERTAD: Op. cit., López Morrillas (1956), p. 180:
«El liberalismo político es un postulado necesario de la doctrina de Krause, ya
que, al mantener que no hay más autoridad que la razón, el krausismo subraya
que el libre ejercicio de ésta es imposible bajo un régimen político fundado en
el cesarismo o la arbitrariedad.» Las citas de Martí sobre la libertad son incontables:
Op. cit., Martí, Lex, vol. 1, p. 1537: «La libertad es la esencia de la vida»;
ibid., vol. 1, p. 1138: «La libertad es la religión definitiva”; ibid., vol. 1, p. 1701:
«Dos cosas hay que son gloriosas: el Sol en el cielo y la libertad en la tierra».—
flLosorÑ DE LA ACCIÓN: Op. cit., López Morrillas (1956;, p. 77: «La de Krause
es, en esencia, una filosofía de la acción, pues como ha declarado uno de sus
condiscípulos (Nicolás Salmerón)> ‘toda la vida es un obrar en el amplio y racional
sentido de la palabra>.» Op. cít., Martí, Lex, vol. II, p. 426: «Hacer», dice
Martí. «es la mejor forma de decir». Ibid,, vol, III, p. 279: Hablando de Juárez
dice. <‘Otros hombres famosos, todos palabra y hoja, se evaporan. Quedan los
hombres de acto; y sobre todo los de acto de amor. El acto es la dignidad de la
grandeza.»
En este estudio analizaremos poemas de Ismaelillo, Versos Sencillos, y un
poema que aparece, La Edad de Oro («Dos Milagros); e intentaremos
trazar afinidades o puntos de contacto con el krausismo en dos aspectos
del pensamiento martiano: el carácter armónico y sintetizador
de las poesías, y el concepto del deber de la ética martiana y su énfasis
en la elevación moral y espiritual.
La mayor parte de los críticos de Martí concuerdan al señalar que
una de las características principales de su obra es la insistencia en
sintetizar lo espiritual y lo físico, lo moral y lo material, y que esta
actitud estética responde a una determinada cosmovisión. Los críticos
se han referido a esta ‘particularidad’ de diferentes maneras: «analogias;
II, «idea de enlace» ‘~, «equilibrio y reconciliación» ‘~, «propósito
integrador», «unidad esencial» 14 «punto de vista totalitario” ‘5, <‘espíritu
de reconciliación» ‘<, «conciliación» 17 De acuerdo con Manuel Isidro
Méndez, esta actitud sintetizadora tiene sus raíces en el panenteísmo
krausista, el cual Martí asimiló a su cosmovísion. Aunque me
inclino con Schulman a no aceptar influencias definitivas y claras
no es difícil encontrar gran compatibilidad entre el panenteismo; del
Racionalismo Armónico de Krause y las ideas de Martí. El ‘panenteísmo’
es un intento de sintetizar el ‘panteísmo’ y el ‘deísmo’: aquél
tiende a divinizar el mundo, y éste enfatiza la independencia de los
actos morales del hombre. En el ‘panenteismo’ «el mundo no está fuera
de Dios (deísmo) ni tampoco es Dios (panteísmo), sino que es en
Dios y mediante Dios» ‘~. Dios es por lo tanto el fundamento y la
superación del mundo. Debido a esto, en el concepto krausista del
‘panenteismo’ va implícito un aspecto teleotípico’ en el cual Naturaleza
y Espíritu se unen en la idea de Dios, y otro aspecto ‘arquetípico’
a través del cual las esencias finitas, incluyendo el hombre, tienden a
elevarse hacia Dios ~. Este último aspecto o «principio generador de
acción” debe haber atraído a Martí; ya que implícito en él está la
necesidad en el hombre de elevarse moral y espiritualmente- Es por
~1 Op. cit., Sebulman, p. 34.
12 Cintio Vitier, Fina García Marruz, Temas martianos (Biblioteca Nacional,
La Habana, 1969), p. 257.
‘3 Ibid., Pp. 122-3.
84 Jorge Mafiach, «Fundamentación del pensamiento martiano», Manuel Pedro
González, ed., Antología crítica de José Martí, Ed. Cultura, México, 1960), p. 444.
~sOp. cit., Jorrín, p. 5.
16 José A. Béguez César, Martí y el Krausismo (Cía. Editora de libros y folletos,
La Habana> 1944), p. 56.
~‘ Op. tít., Méndez, p. 220.
¡8 Op. tít., Schulrnan, PP. 778 (nota 23).
19 Op. tít., López Morrillas (1956), Pp. 39-9.
‘~ Ibid, PP. 69-70.
Una lectura krausista de la poesía de José Martí 69
Es por esto que en el krausismo palpita un impulso reformador y humanitario.
La ética krausista es una de las disciplinas particulares del krausismo
que tratan de las esencialidades de Dios. Por lo tanto, no se
puede divorciar la ética, del concepto del panenteismo o la idea de
Dios. Es más; el objeto de la ética krausista «consiste en fijar y estudiar
la medida en que el Supremo Bien —concebido también como
atributo de Dios— se actualiza en el ser humano» Metafísica y
ética quedan así ligadas en una coherente teoría que apunta al perfeccionamiento
de la Humanidad.
En la obra de Martí encontramos ideas que parecen hacer eco al
concepto del ‘panenteismo; (todo-en-Dios) ~, a las ideas de elevación
espiritual y moral hacia la idea de Dios; y la conceptualización de Dios
como el Bien Supremo El concepto martiano del deber va ligado
con la idea de Dios y del bien: «Vivir en la tierra no es más que un
deber de hacerle bien» ~ En Martí, como en los krausistas; la visión
armónica y sintetizadora del Universo matiza el resto de sus ideas
—políticas; sociales; económicas, religiosas—; convergiendo todas en
una configuración cuyas características primordiales son la conciliación;
la solidaridad; la fraternidad universal y la relación armónica de
la Naturaleza y el Espíritu.
21 Ibid., p. 18.
23 Qp, cit., Martí; T, vol. XX, p. 88: «Todo es análogo; acaso más: todo es
idéntico. Y así, como acaba el monte en alto pico, así tal vez en una verdad sola,
y germen solo; se concentran todas las formas de la vida. Universo es palabra
admirable; suma de toda filosofía: lo uno en el adverso, lo diverso en lo uno.”
‘Lo DIVERSO en lo UNO’ = panenteismo (todo-en-Dios).
24 Op. cit., Martí, Al, p. 9: «El hombre camina hacia Dios. El es la luz que
brilla al fin del puente. Por eso los hombres buenos sienten placer de serlo; y
ansia de ser mejores.» Op. ciÉ., Martí, T., vol. XLVIII, p. 82; «El hombre es un
pedazo del cuerpo infinito, que la creación ha enviado a la tierra vendado y atado
en busca de su padre, cuerpo propio.» Esta conceptualización de Martí es análoga
a la que hacen los krausistas al hablar de IDEA e IDEAL: Ofl. cit., López Morrillas
(1956), p. 40: «Frente al criterio racionalista extremado para quien el contraste
‘razón-historia’ equivale a la antonimia ‘forma-deformación’. Krause prefiere la
relación de grado ‘idea-ideal’ en la que el segundo elemento no es la antítesis,
sino sólo la actualización parcial del primero. La idea es siempre la ‘idea de Dios’;
el ‘ideal’ es ‘ideal de la humanidad’, aspiración constante de ésta a la plenitud
de su existencia terrestre.» Ibid., Pp. 69-70: Los obstáculos a la completa actualización
es «la ignorancia»; «la obcecación» y el «egoísmo». Estos son equivalentes
a la referencia de Martí cuando dice que los hombres vienen ‘vendados y atados’.
Op. cit., Martí, T., vol. 1, p. 35: Martí; comentando sobre la existencia de Dios,
dijo que «Dios existe t.j en la idea del bien £3. El bien es Dios».
25 ~p cit., Martí, Lex, vol. II, p. 206; op. ciÉ., López Morrillas (1956), p. 84: Uno
de los ‘mandamientos’ expuestos por Sanz del Río en su Mandamiento de la Huinanidad
es: “Debes hacer el bien con pura, libre, entera voluntad, y por los
buenos medios-» Hacer el bien es actualizarse en Dios.

Para Martí, al igual que para los krausistas ~, el hombre es la
suprema síntesis finita donde convergen las oposiciones universales
de la Naturaleza y el Espíritu. Martí encontraba confirmada sus convicciones
sobre esta «relación constante y armónica” en su propia
existencia Esta introspección le llevó a descubrir relaciones qué
iban implícitas en el lenguaje mismo: «Hasta en el lenguaje está la
síntesis: YO; el ser; es un monosílabo; y la mayor cantidad de ser en
la Tierra” Esta síntesis o relación implícita en el pronombre personal
de primera persona, la vemos expresada en el ‘YO’ anafórico de
los Versos Sencillos ~ Ambos Cintio Vitier y Fina García Marruz se
han dirigido a esta particularidad sintética del ‘YO’ en los Versos
Sencillos ~o.El enfoque de Vitier es más restringido que el de García
Marruz. Para Vitier; el ‘YO; es Martí, y por extensión la América Hispana.
En el ‘YO’ ve Vitier sintetizado todos los aspectos de la cultura
hispanoamericana ~‘. Nos inclinamos a aceptar el enfoque más universal
de Fina García Marruz, para quien ese ‘yo’ se llama todos; no por
caída en lo impersonal, sino por asumir en sí al universo»
~ Op. ch., López Morrillas (1956), p. 41: López Morrillas hace el siguiente
comentario sobre el krausismo: «De la unidad de Dios, que contiene en sí a la
par que transciende todas las esencias finitas y todas las oposiciones posibles>
se desciende a lo largo de una contraposición hasta la unidad finita que es el
hombre.»
27 Op. cit., Martí, T, vol. LIV, p. 132: «Yo no afirmaría la relación constante
y armónica del espíritu y el cuerpo> si yo mismo no fuese su confirmación.;
~ Op. cit., López Morrillas (1956), p. 36. Comentando sobre la esencia del hombre
en el universo de acuerdo con los krausistas; López Morrillas escribe que
“el yo se revela ahora como el individuo humano. El hombre, síntesis perfecta
de las dos esencias finitas del universo; es la esencia más elevada que ha salido
de la mano de Dios». Op. cit., Martí, Al, p. 37.” El yo es el universo mismo; y el
universo mismo no es más que el yo. En lo más pequeño, el todo, y en el todo
lo más pequeño. Así el sistema. Relación absoluta entre un ser y otro ser, de tal
manera que todos son idénticos y todos hacen la gran identidad.» De las 212 estrofas de los Versos Sencillos, 39 estrofas tienen el ‘YO’ escrito;
62 estrofas tienen el ‘YO’ implícito en el verbo en primera persona del
singular; 13 estrofas llevan el posesivo ‘MI’ y ‘MIS’; ocho estrofas llevan otros
pronombres que implican la primera persona del singular. Dolores Hrow, «The
poetic world of Jose Martí seen in Versos Sencillos”, Romance Notes> vol. X,
N2 2 (Spring, 1969)> p. 292: Dolores Brown ha señalado el constante uso del ‘yo’
y otros pronombres en primera persona del singular en los Versos Sencillos de
Martí: «Personalism stands out as a striking characteristic». Sin embargo, Brown
no trazó en su artículo un puente entre este uso anafórico del ‘yo’ y la cosmovisión
sintética de Martí.
30 Op. ciÉ. Vitier, García Marruz, PP. 168> 259.
3’ Ibid., p. 168: Cintio Vitier señala que este poema expresa la universalidad
hispanoamericana «que, a la hora de la asimilación y la creación cultural, no
reconoce fronteras ni contradicciones de escuelas y modas, sino que todo lo integra
en un fecundo sincretismo”. Estimo que la interpretación de Vitier es demasiado
limitada al ubicar la estrofa dentro del contexto exclusivo de Hispanoamérica.
32 IbicL, p. 259.
Una lectura krausísta de la poesía de José Martí
Aparte de estas consideraciones ontológicas, el ‘YO; de los Versos
Sencillos es un factor aglutinante que da coherencia estructural a los
46 poemas del libro; hilvanando los diversos temas ~ que lo componen.
Una de las estrofas que mejor expresa el carácter sintético del ‘YO’
martiano es la segunda del primer poema:
«Yo vengo de todas panes
Y hacia todas partes voy:
Arte soy entre las artes,
En los montes, monte soy»
Los primeros dos versos expresan la ubicuidad del ‘YO’. La imprecisión
espacial de «todas partes; le otorga a ese «Yo» que va y viene
una cualidad ‘omnipresente’. Esta cualidad de omnipresencia del «yo»,
que en otro contexto podría limitarse a un plano espacial; adquiere
una valencia absoluta en los dos últimos versos. El verbo ser y los
sustantivos «arte» y «monte; añaden la esencialidad integral que
reúnen en el ‘YO’ los dos elementos universales: Materia y Espíritu.
La síntesis de poíos opuestos que evoca su existencia, su ‘yo’, es
también visible cuando observa la Naturaleza:
«Yo sé bien que cuando el mundo
Cede, lívido, al descenso,
Sobre el silencio profundo
Murmura el arroyo manso»
Se contraponen cuatro órdenes básicos del universo cuya supervivencia
depende de su armónica interpretación: actividad/reposo, silencio/
ruido. Sin la presencia de uno; pierde el otro su razón de existir.
Hay reposo porque existe la actividad; la idea del silencio es posible
gracias a la percepción del ruido. No son contrarios sino complementarios,
siguiendo esa ley de relación que da orden al universo ~‘ Fina
García Marruz analiza las relaciones onomatopéyicas de esta estrofa;
y concluye que de ella derivamos la idea de una correspondencia, y
«la sensación de final sentido de permanencia»
‘3 Algunos de los temas de los Versos Sencillos son: patriotismo, exaltación
de la Naturaleza, lo estético, lo ético, la amistad, el amor, la poesía y la paternidad.
‘~ Op. ciÉ.> Martí, Lex, vol. II, p. 1351.
‘3 Ibid., vol. II, p. 1351.
36 Ibid., vol. II, p. 1020.
‘3 Op. ciÉ., Vitier, García Marruz, p. 263: «La vocal seguida de M o N produce
el sonido más semejante al de la cuerda que se queda vibrando: AM, EM, UN.
Nótese cómo el artesano, que confiesa ahora que cuida estos efectos, repite en
los versos 2 y 4 los efectos del 1 y el 3, es decir, el apoyo en el EN, UN seguido
de un solo AN para llevar ‘por la vista y el oído’ al sentimiento por la resonancia
a la idea de una correspondencia entre dos órdenes, el de reposo y el de vigilia,
y a la sensación de un final sentido de permanencia.»

En la relación con su hijo percibe Martí correspondencias que
parecen romper la tradicional perspectiva lineal en la cual el padre
(la causa) es procreador de su hijo (el efecto), y así sucesivamente:
« ¡Hijo soy de mi hijo!
El me rehace! »
En estos versos se cierra un círculo en el cual la ‘causa’ es a su vez
afectada por el ‘efecto’, mostrando así el estrecho vinculo de las cosas
y su armónica interrelación.
La reciprocidad e igualdad de todas las cosas son presentadas por
Martí, a no ser que estén utilizadas en función de símbolo para reflejar
niveles de elevación moral y espiritual. En su sentido literal, no acepta
Martí jerarquías> y tan grandioso es una pequeñita abeja como la
montaña más alta:
«Duenno en mi cama de roca
lvii sueño dulce y profundo:
Roza una abeja mi boca
Y crece en mi cuerpo el mundo»
El «sueño dulce y profundo; de esta estrofa es análogo al «sueño
grave” del poema «Musa Traviesa» en Ismaelillo ~: es un ‘sueño’ que
profundiza en lo más hondo del poeta y le hace descubrir los misterios
de la vida. Las últimas dos líneas nos hacen recordar el poema
de William Blake «Auguries of Innocence”, donde las cosas aparentemente
insignificantes revelan lo grandioso del universo: «To see a
World in a grain of sand, / And a Heaven in a wild flower’> “‘. El poema
de Blake, tanto como el de Martí, revelan la estrecha comunión de
las cosas.
En el poema «Tórtola blanca», de Ismaelillo, vemos la importancia
de mantener armonizados la materia y el espíritu. La hipertrofia de
uno puede causar la destrucción del otro 42:
38 Op. cit., Martí, Lex, vol. II, p. 1343.
3> Ibid., vol. II, p. 1352.
~ Ibid., vol. II, p. 1342.
‘~ D. U. 5. Nicholson, A. 1-1. E. Lee, eds., The Oxford book of English Mystical
Verse (Claredon Press, Oxford, 1921), p. 105.
42 Op. cit., Martí, SC, p. 399: «Mas, ¿qué demuestra en eso que el espíritu sea
una mera secreción de la materia, como quieren los materialistas? Valdría tanto
como afirmar que la materia es una mera obra del espíritu. Tan metafísicos son
los que por ignorancia, o soberbia espiritual, niegan la importancia indiscutible
del elemento material en nuestra vida, y la dependencia de la materia a que
está sujeto el espíritu —como aquellos que, por ignorancia también, y también
por espiritual soberbia, niegan la importancia visible del espíritu en la vida del
hombre, y la dependencia del espíritu a que la materia está también sujeta! »
«Despierto está el cuerpo
Dormida está el alma» 43.
La «tórtola blanca” simboliza la parte espiritual del hombre que
agoniza a causa de la negligencia de éste y su incontinencia:
« ~Oué férvido el valse!
¡ Qué alegre la danza!
¡Qué fiera hay dormida
Cuando el baile acaba!
Detona, chispea,
Espuma, se vacia.
Y explica dichosa
La rubia champaña:
Los ojos fulguran,
Las manos abrazan,
De tiernas palomas
Se nutren las águilas;
Don Juanes lucientes
Devoran Rosauras;
Fermenta y rebosa
La inquieta palabra;
Estrecha en su cárcel
La vida incendiada,
En risas se rompe
Y en lave y en llamas;
Y lirios se quiebran
Y violas se manchan,
Y en la alfombre muere
La tórtola blanca» ~
El torbellino orgiástico queda expresado en imágenes plásticas,
frases cortas y rápidas y símbolos que denotan la completa desintegración
de valores espirituales: las ;águilas» que se nutren de «palomas
» 4t ;‘lirios que se quiebran’; y «violas que se manchan’;. Palomas,
lirios y violas son tropos de ascendencia espiritual en la simbología
de Martí t No rechaza Martí lo material, sino lo excesivamente material
que lleva a la destrucción de lo espiritual: «la copa labrada”
Estos dos símbolos —«tórtola blanca” y «copa labrada”— se presentan
antitéticamente en el poema. Al rechazar Martí «la copa labrada»,
rechaza un elemento desarmonizador de la vida.
Fina García Marruz ha señalado una característica en la poesía de
Martí a través de la cual crea analogías entre realidades espirituales
y físicas sin acudir a la ayuda del símil: «el enlace lógico queda suprimido
para dejar abierta la alusión transcendente o el enlace invisible,
y como si la realidad material prefigurase> sin saberlo> una realidad
del espíritu» 48, García Marruz ofrece, como ejemplo de esta técnica
del enlace invisible, la estrofa cuarta del segundo poema de Versos
Sencillos:
«Yo sé de un gamo aterrado
Que vuelve al redil, y expira, —
Y de un corazón cansado
Que muere oscuro y sin ira»
Establece Martí una concordancia entre «gamo’> y «corazón>’.
«Gamo», al igual que ciervo («mi verso es un ciervo herido—”) son
símbolos de inocencia. La sinécdoque «corazón” simboliza lo afectivo
del hombre. El sufrimiento del hombre; de ese «corazón cansado»,
encuentra, por medio de estas dos imágenes que se unen invisiblemente,
una equivalencia en el ámbito físico.
El enlace invisible del ejemplo anterior se ve también en el poema
número catorce de Versos Sencillos. En este poema vemos al amor;
principio generador del universo, manifestarse en todos los niveles de
la existencia.
« Yo no puedo olvidar nunca
la mañanita de otoño
En que le salió un retoño
a la pobre rama trunca.
La mañanita en que, en vano,
Junto a la estufa apagada,
Una niña enamorada
Le tendió al viejo la mano»
Se establecen inmediatamente concordancias entre las dos estrofas,
aunque se presentan sin un enlace: «retorno» — «nina enamorada»,
«rama trunca» — «viejo». El enlace no es necesario, y compartimos
con el poeta la visión sintética que crea coincidencias en el universo.
El efecto del amor se ve también en el poema «Dos Milagros», que
aparece en La Edad de Oro:
«Iba un niño travieso
Cazando mariposas;
Las cazaba el bribón, les daba un beso,
Y después las soltaba entre las rosas.
~ Op. ciÉ., Vitier, García Marruz, Pp. 258-9.
49 Op. cii., Martí, Lex, vol. II, p. 1352.
~«Ibid., vol. II, p. 1356.
lina lectura krausista de la poesía de José Martí 75
Por tierra en un estero,
Estaba un sicomoro;
Le da un rayo del sol, y del madero
muerto, sale violando un ave de oro»
El poema está nutrido de símbolos de elevación espiritual> simples
y dobles —«Mariposas», «rosas», «rayo de sol»> «ave de oro» 52~, los
cuales ayudan a encuadrar el tema del amor y la ascensión espiritual.
La ternura y el amor del niño encuentran su equivalencia en la Naturaleza
en el «sol’> cuyo «rayo» («beso» «rayo de sol») hace brotar
del sicomoro muerto un «ave de oro’>. Es interesante notar que el sicomoro
es un tipo de higuera que fue utilizado por los egipcios para
fabricar los ataúdes de sus momias. El ataúd de sicomoro era el envase
donde el muerto haría el ‘viaje final’ antes de renacer a la vida
espiritual. En el poema de Martí, el sicomoro es el ‘envase’ de donde
renace el «ave de oro».
La síntesis martiana lo abarca todo, todo lo comprende, todo lo
asimila: la materia y el espíritu, el bien y el mal:
«Yo sé los nombres extraños
De las yerbas y las flores,
Y de mortales engaños,
Y de sublimes dolore&.
En esta estrofa vemos armonizados elementos polares, los cuales
no tienden a crear una antítesis. Presentados sin conjunciones de enlace>
se relacionan uno con otro, creando nu cuadro armónico. La
segunda línea, con sus tropos sacados de la Naturaleza —«yerbas»,
«flores»— se contrapone a las líneas tercera y cuarta> las cuales hacen
referencia a estados animicos: «mortales engaños», «sublimes dolores
». Los elementos naturales o físicos se contraponen horizontalmente;
los elementos espirituales se contraponen verticalmente:
A B
2: línea
3. línea a
4. línea b
Aunque la estrofa tiene cuatro lineas, los cuatro elementos que se
presentan en oposición se encuentran en las tres últimas líneas. Nótese
que aunque la estructura de nuestro esquema consiste en un número de
52 Op. cit., Schulman, PP. 102; 116, 149, 234, 235, 236, 464; Juan Eduardo Cirlot,
Diccionario de símbolos tradicionales (Luis Miracle, Barcelona, 1958)> pp. 286-7.
~ Op. cit, Martí, Lex, vol. II, p. 1351.
lineas impares (3), la estructura posee simetría bilateral, ya que sus
componentes son pares: 4: A,B y a,b, 5t creando así el equilibrio de
las partes. La coincidencia de lo material y lo espiritual encuentra
apoyo estructural en esta estrofa.
En «Musa Traviesa» vemos expresada la convicción de Martí de
que la vida —con todas sus incertidumbres> dolores y vicisitudes— es
necesario afrontarla de frente, sin vacilaciones, ya que para aquellos
que no claudican ante el sufrimiento (líneas 23-32) ~ la vida ofrece
inconcebibles visiones de su esencial armonía. Esta visión armónica 56,
casi mística, es la recompensa para los que sufren y no claudican,
para los que tienen «sed de pureza» ~ Martí nos advierte que su
«sueño» y consecuente «gozo» no son superficiales, pueriles o de escape:
es un «sueño grave», un «gozo grave» s~. Es el sueño del hombre
que se adentra en los misterios de la vida y reconoce que por debajo
de todas las oposiciones existe una radical comunicación de materia
y espíritu. Esta es la «Boda inefable» ~ a que asiste el poeta:
«Yo suelo, caballero
En sueños graves,
Cabalgar horas luengas
Sobre los aires.
Bajo a hondos mares,
Y en los senos eternos
Me entro en nubes rosadas,
Hago viajes.
Allí insisto a la inmensa
Boda inefable,
Y en los talleres huelgo
De la luz madre:
Y con ella es la oscura
Vida, radiante,
~ Dámaso Alonso, Poesía Española (Gredos, Madrid, 1950), pp. 72-3: Me he
tomado la libertad de utilizar el término ‘simetría bilateral’ de Dámaso Alonso;
el ejemplo de Martí no es, estructuralmente, semejante al que utiliza Alonso.
No obstante las diferencias, creo que el efecto que causa en el lector la estructura
bilateral de la estrofa de Martí es similar a la que causa el poema de Garcilaso
de la Vega.
55 Op. cit., Martí, Lex, vol. II, p. 1342.
~ Ibid., vol. II, p. 662: «Poetas, músicos y pintores son esencia igual en formas
distintas: en su tarea traen a la tierra las armonías que vagan en el espacio de
los cielos, y las concepciones impalpables que se agitan en los espacios del
espíritu.»
57 Ibid., vol. II, p. 1343.
58 Gabriela Mistral, «Los Versos Sencillos de José Martí», Manuel Pedro González>
ed. (Ed. Cultura, México, 1960), p. 258: «La sencillez de Martí no es nunca
primarismo, es decir, facilidad del primer plano y ahorro de hondura [.1. La
sencillez de Martí parece ser aquella en la que se disuelve, por una operación del
alma que carece de receta, una expriencia grande del mundo, un buceo de la vida
en cuatro dimensiones.»
5~ Op. cit., Martí, Lex, vol. II, p. 1342.

Y a mis ojos los antros
Son nidos de ángeles!
Y entonces sus talleres
La luz les abre,
Y ven lo que yo veo:
Seres hay de montaña,
Seres de valles,
Y seres de pantanos
Y lodazales»

Su inmersión en la vida la vemos expresada por los vocablos «nubes
»; «hondos mares»; «senos eternos». La «luz madre; transforma
«la oscura Vida» en «radiante», los «antros» en «nidos de ángeles» y
permite a los hombres comprender que al igual que en la Naturaleza
existen elevaciones y depresiones, en el mundo de los hombres hay
«seres... de montaña’;, «seres de valle» y «seres de pantanos y lodazales
». Establece Martí, por medio de los tropos «montaña», «valle»,
«pantano» y «lodazales»; una coincidencia con aspectos morales del
hombre, creando así una relación simbólica entre ambos. Estas coincidencias
se ve más tarde en e] poema, cuando e] poeta, a] expresar
su «gozo grave», lo compara con dos símbolos de elevación de la
Naturaleza: «monte alegre» y «alba del alma» ~.
El afortunado uso del vocablo «talleres» repetido dos veces en el
poema con relación a la visión que ofrece al hombre la «luz’ de este
«sueño grave»; nos hace visualizar un ‘taller cósmico; donde un Artesano,
diligentemente, crea su obra maestra de armonía universal.
Al mismo tiempo que exalta la visión armónica del universo, el
poeta exhorta a su hijo a no evadir la vida y sus sufrimientos, pues
éstos encuentran compensación en las «horas graves» ~ de goce y comunión:
«Pudiera yo, hijo mio
Quebrandoel arte
Universal, muriendo,
Mis años dándote,
Envejecerte súbito,
La vida ahorrarte! —
Mas no: que no vedas
En horas graves
60 Ibid., vol. II, p. 1342.
68 Op. cit., Schulman, p. 57: «Los diversos elementos de la naturaleza, impregnados
de calidades morales a través del principio de analogía, son elevados al
nivel simbólico», p. 59.
~ IbieL, p. 149; ‘alba’ es comienzo, renovación.
~ Op. ciÉ., Martí, Lex, vol. -II, p. 1343.
78 Rafael T. Rodríguez
Entrar el Sol al alma
Y a los cristales! »

Ir en contra del dolor, evadir la vida, rompería las leyes del universo
(«Quebrando el arte / Universal). La vida debe ser aceptada en
su totalidad, con todas sus dualidades; sólo así podemos gozar de su
infinita armonía, La «luz madre’> de antes es ahora «Sol» que entra
por «los cristales” y el «alma”. Lo diáfano de aquél refleja la pureza
de ésta> al mismo tiempo que se relaciona lo físico del «crista]» con
lo espiritual del «alma.
El poema «Valle lozano en Ismaelillo, expresa la idea de que el
alma, al igual que la tierra, necesita ser abonada con amor para que
pueda dar fruto. Por medio de imágenes antitéticas —«valle negro» /
valle «lozano»; «daga»/«arado’;— y símbolos e imágenes de elevación
que representan el amor —«flores’» «nardos», «ríos’> Martí establece
una relación entre la fecundidad de la tierra y del espíritu:
«Otros, con dagas grandes
Mi pecho araron:
Pues, ¿qué hierro es el tuyo
Que no hace daño?
Y esto dije —y el niño
Riendo me trajo
En sus dos manos blancas
Un beso casto» <~.
Dos citas de Martí, que expresan ideas análogas a las de «Valle
lozano», bastarán como comentario de texto:
«Singular cosa, que no sean diferentes, sino
idénticos> el modo de sacar provecho de una
planta y de una inteligencia
El bien que en una parte se siembra, es
semilla que en todas partes fructifica» ~.
En «Rosilla nueva», de Ismaelillo, Martí expresa> utilizando imágenes
de la Naturaleza, el efecto balsámico del amor de su hijo en
sus horas de dolor:
64 Ibid., vol. II, p. 1343.
65 Ibid., vol. II, p. 1349.
<6 Ibid., vol. II, p. 1349.
67 Op. dL, Martí, T-, vol. XX, p. 88.
68 Op. cit, Martí, Les, vol. II, p. 832; vol. U, p. 577: «Donde la naturaleza
tiene flores, el cerebro las tiene también.»
¡Traidor! ¿Con qué arma de oro
Me has cautizado?
Pues yo tengo coraza
De hierro áspero.
Hiela el dolor: el pecho
Trueca en peñasco.
Y así como la nieve>
Del Sal al blando
Rayo, suelta el magnífico
Manto plateado,
Y salta en hilo alegre
Al valle pálido,
Y las rosillas nuevas
Riega magnánimo;
Así, guerrero fúlgido,
Roto a tu paso,
Humildoso y alegre
Rueda el peñasco;
Y cual lebrel sumiso
Busca saltando
A la rosilla, nueva
Del valle pálido»
Las analogías entre Naturaleza y Espíritu en este poema son las
siguientes:
NATURALEZA ESPIRITUAL
1. «peñasco» helado alma dolorida.
2. Sol que derrite el amor de su hijo.
3. agua que llega al «valle pálido» amor que acaricia el alma.
4. agua que riega las «rosillas nuevas» la alegría del alma.
Otra cita del propio Martí nos servirá de nuevo como comentario
a este poema: «Son las almas como las rosas, y han menester del sol
ardiente, y de que caiga en ellas, con cada alba> rocio nuevo» -
En Versos Sencillos hay dos estrofas que contienen símbolos polares
de transformación ~‘. Ivan Schulman señala que «los símbolos
polares de Martí [.. -] frecuentemente contienen una antítesis que da
por resultado la transformación de lo abyecto en lo noble, o la elevación
de lo material a una esfera de realidad más alta» 72, añadiendo
más tarde que esta técnica literaria refleja una actitud ética en
Martí ~
69 Ibid., vol. II, p. 1349.
70 Ibid., vol. IT, p. 1465.
71 ~p, cit., Schulman, pp. 71-2, 82: Ivan Schulman, en su exhaustivo estudio
sobre los símbolo en la obra de Martí, incluye un análisis de estas dos estrofas
(p. 61).
72 Ibid., p. 61.
‘3 ibId., PP. 82-3.
80 Rafael T. Rodríguez
«Alas nacer vi en los hombros
De las mujeres hermosas:
Y salir de los escombros,
Volando las mariposas.
Todo es hermoso y constante,
Todo es música y razón,
Y todo, como el diamante,
Antes que luz es carbón» ‘~.
La primera estrofa (5.~ del primer poema) expresa por un lado la
íntima asociación entre los valores morales y los hechos físicos que
hemos ido mostrando a través de nuestro estudio: las «alas>’ que
nacen en los «hombros» de las «mujeres hermosas’> son equivalentes
a las «mariposas» que salen de los «escombros». Ambos «alas’> y «mariposas
» son símbolos de idealismo ascendente ‘~. Los «hombros de las
mujeres hermosas’> y los «escombros» poseen en el contexto de esta
estrofa una valencia negativa. Por otro lado vemos una transformación
ascendente en la cual lo abyecto da lugar a lo noble: «escombros
» > «mariposas’>.
El uso de estas dos ideas —síntesis y transformación ascendente—
se repite en la segunda estrofa (16Y del primer poema). Las dos primeras
líneas expresan la idea de la armonía de «todo’> en el Universo;
las dos últimas lineas expresan la idea de la transformación ascendente:
«carbón» > «luz» (diamante). Esta estrofa parece encerrar el
concepto del ‘panenteismo’, el cual implica, por un lado, la síntesis de
todo’ en Dios (primeras dos líneas de la estrofa), y, por otro, elevación
espiritual a través de un proceso de transformación moral (las últimas
dos lineas). Las líneas tercera y cuarta expresan mejor que cualquier
otras en estos poemas de los Versos Sencillos ‘~ la armonía del Universo
y su carácter sintético y ‘orgánico’> en el cual el proceso de
transformación, tanto en lo material como en lo espiritual, se conduce
sin interrupciones, regido por leyes análogas: «antes que luz es carbón
« y no su reverso: «luz» > «carbón>’. De estas leyes, comenta Martí
que «lo verdadero es lo sintético. En el sistema armónico universal,
todo se relaciona con analogías, y asciende todo lo análogo con leyes
fijas y comunes» ~. Estas leyes se aplican al hombre, y su expresión
histórica es la lucha por el mejoramiento espiritual y material. Aquí
se nota como la ‘metafísica’ de Martí> al igual que en los krausistas,
74 Op. cit., Martí, Lex, vol. II, p. 1351: Son las estrofas 5! y 16.’ del primer
Poema dc T~ersos Sencillos -
~ Op. cit., Schulman, p. 96.
76 Op. cit., Vitier, García Marruz, p. 169: Cintio Vitier ha señalado que en los
cuatro versos de la estrofa 16.’ del primer poema «está formulada la filosofía de
los Versos Sencillos [...1. Hay en los Versos Sencillos una coincidencia total del
hombre con la naturaleza».
~ Op. ciÉ, Martí> T., vol. XLVIII, p. 101.
tina lectura krausista de la poesía de José Martí 81
no está divorciada de su ‘ética’. A la prescripción de esta última dedicó
Martí la mayor parte de su esfuerzo. Manuel Isidro Méndez ha señalado
que «el sentido mora] es el predominante en el Apóstol» ~ Martí
expresó> a través de su obra, una inquebrantable convicción en el
mejoramiento del hombre: «tengo fe en el mejoramiento humano»,
le escribe a su hijo en el prólogo a Ismaelillo”. Esa ‘ley> impulsa al
hombre adelante, aun cuando los obstáculos de la ignorancia y otras
bajezas espirituales disminuyen la velocidad de su paso: «Va allá lo
humano, siempre fuerte; pone los ojos ante sí, pero caminaría aunque
fuese ciego.—La humanidad asciende cuando adelanta” ~«. Su obra es
un intento de impulsar al hombre hacia su perfección moral, señalándole
donde quedan los obstáculos> y postulando, al mismo tiempo,
una filosofía de la acción (ver nota 10, p. 3). La acción para Martí se
traduce en ‘deber>, del cual «hizo un dogma” ~~ El deber adquiere
rasgos de explícita doctrina, y su cumplimiento garantiza, para Martí,
la elevación del alma ~‘. En los krausistas españoles encontramos una
actitud afín a la de Martí. El énfasis de Sanz del Río en lo ético, le
llevó a formular un código de conducta, aunado a un anhelo reformador
y humanitario de ferviente fe en el progreso moral del hombre
~. Marcelino Menéndez y Pelayo> uno de los más mordaces críticos
y detractores del krausismo> señala, no obstante, su alta noción del
deber y la obligación <6 Los krausistas españoles convirtieron el ‘deber>
78 Op. cit., Méndez, p. 226.
79 Op. ciÉ, Martí, Lex, vol. II, p. 1340.
80 Op. cit., Martí, T., vol. XLVIII, p. 81.
88 Feliz Lizaso, Proyección humana de Martí (Raigal, B. A., 1953), p. 13.
82 Martí nunca cejé en su propósito de inculcar en sus compatriotas hispanoamericanos
este alto sentido de ver y comprender la vida: op. ciÉ, Martí, Lex,
vol. II, p. 694 <1875): «Un hombre es el instrumento del deber: así se es hombre.»
Vol. 1, p. 1667 (1886): «Un hombre es un deber vivo, un depositario de fuerzas
que no debe dejar en embrutecimiento, un ala.» Vol. 1, p. 1170 (1888): «El deber
es feliz aunque no lo parezca, y el cumplirlo puramente eleva el alma a un estado
perenne de dulzura.» Vol. II, p. 1240 (1889): «La vida es un deber.» Vol. 1, p. 406
<1894): «El deber cumplido da una luz que no brota jamás de la vida, ni de la
tumba, de los que la esquivan.» El tono y la intención de Martí al referirse al
deber no cambia a través de los veinte años que cubren estas citas.
~ Op. cit., López Morrillas, p. 16.
s~ Op. cit., Andino, p. 54: citado en el libro de Andino. Op. ciÉ, Méndez, p. 227:
cita a Adolfo Posada: «El krausismo español, en manos de Sanz del Río, se
significó como una doctrina de carácter práctico> de acción en la vida. Filosofar
no es sólo pensar y teorizar; entraña el sentido que daban los griegos a la palabra
filosofía: amor a la verdad, pero no sólo por ser verdad, sino por ser lo mejor
para la vida; filosofar es, además; elaborar una conducta, elevar el espíritu a
una concepción, inspiradora de los actos.» Op. cit., López Morrillas, p. 92: Juan
López Morrillas, comentando sobre la Minuta de Gumersindo de Azcárate, dice
que «como buen krausista, Azcárate subraya la índole social de la condición
humana, y por ende; el deber que tiene cada individuo de responder de sus actos
ante los demás.»

Lo convirtieron en un sacerdocio, y trataron de inculcar su sentido de misión a la
juventud española a través de libros y artículos, y en las aulas escolares
y universitarias. Compartió Martí, por su lado, un alto sentido
de misión; y cumplió su ‘sacerdocio; a través de su obra revolucionaria
y de su obra literaria, culminando con su inmolación en los
campos de Cuba. Su obra poética refleja esta actitud ética.
El estricto sentido del honor y del deber se ve expresado en el
poema «Mi reyecito”, de Ismaelillo:
«Mas si amar piensas
El amarillo
Rey de los hombres,
¡Muere conmigo!
¿Vivir impuro?
¡No vivas> hijo~ »
El sentido del honor y la virtud tienen su antítesis en el color
«amarillo”, el cual en la tropología martiana es el simbólico de impureza
y decadencia ~. La muerte para Martí es preferible a una vida
carente de virtud. Esta misma actitud de inflexibilidad ante el vicio,
la vileza y la carencia de virtud se ve expresada en dos poemas de
Versos Sencillos: poemas XXVIII y XXXI.
En el poema XXXI, hablándole a su hijo, le dice: « - -. prefiero ¡
Verte muerto a verte vii>’ ~
En el poema número XXVIII vemos la idea de los dos poemas anteriores
representada ‘dramáticamente’. Un hijo que traiciona a la patria
al alistarse en el ejército del país que se la invade, muere a manos
del ‘espíritu’ de su padre muerto:
«Por la tumba del cortijo
Donde está el padre enterrado,
Pasa el hijo, de soldado
Del invasor: pasa el hijo.
El padre, un bravo en la gueaa,
Envuelto en su pabellón
Alzase: y de un bofetón
Lo tiende, muerto, por tierra
<6 Op. cít., Martí, Les, vol. II, p. 1344.
87 Op. cit., Schulman, p. 458.
<6 Op. cit., Marti, Les, vol, II, p. 1360, vol. II, p. 1679: Morir no es nada> morir
es vivir, morir es sembrar. El que muere, si muere donde debe, sirve.» Vol. 1,
p. 1501: «La muerte es una victoria> y cuando se ha vivido bien, el féretro es un
carro de triunfo.»
89 Ibid., vol. II, p. 1359.
Una lectura krausista de la poesía de José Martí 83
El rayo reluce: zumba
El viento por el cortijo:
El padre recoge al hijo,
Y se lo lleva a la tumba.»
Asiente la Naturaleza a este acto de sacrificio. El tropo «rayo» de
la última estrofa simboliza la exaltación de este crimen justificado.
La elevación espiritual es la recompensa para aquellos que se sacrifican
por la Humanidad, llevando el estandarte del deber:
«Cuando el peso de la cruz
El hombre morir resuelve,
Sale a hacer bien, lo hace, y vuelve
Como de un baño de luz» ~«.
En un mundo donde el vicio y la ignominia son dueños y señores,
la virtud debe ser llevada como una cruz. «Cruz>’ simbolíza en este
poema la virtud ~ Se ve en la obra de Martí el dolor como requisito
para la elevación moral> y aquel que viva de acuerdo a principios virtuosos,
debe estar dispuesto a encontrar en el dolor un paliativo: «El
dolor alimenta”, escribe Martí> «el dolor purifica, el dolor nutre” ~‘.
Aquel que cumple su deber y hace el «bien”, recibirá su «baño de luz».
Si la virtud está simbolizada en la ‘cruz’ que el hombre bueno
debe llevar en el cumplimiento del deber, este deber impone el mayor
esfuerzo posible. En la simbología martiana, «monte» es sinónimo de
esta actitud acometedora”:
«Hay montes, y hay que subir
Los montes altos... 94.
Aquellos que suben «montes; adquieren, eventualmente, sus características:
«Seres hay de montaña» ~.
En Martí se repite a través de su obra esta imagen de elevación
que equipara a hombres nobles con la solidez y altura de la montaña
y los montes: «¡Qué inmenso es un hombre cuando sabe serlo! Se
tiene en la naturaleza humana mucho de ígneo y de montañoso» <6.
<6 Ibid., vol. II, p. 1358.
~ Op. cii., Cirlot, Pp. 288-9.
~ Op. cii., Martí, Lex, vol. 1, p. 1190. Vol. II, p. 454: «El dolor conforta, acrisola
y esclarece.» Vol. 1, p. 1170: «El deber es feliz aunque no lo parezca, y el cumplirlo
puramente eleva el alma a un estado de perenne dulzura.»
93 Op. cii., Schulman, p. 165.
~4 Op. cii., Martí, Lex, vol. II, p. 1360.
95 Ibid.. vol. II, p. 1342.

El deber para Martí, como para los krausistas, está estrechamente
ligado con la idea suprema del Bien. Esta actitud dulcifica todas sus
acciones, especialmente en su relación con los hombres: «Cuando
nací”, escribe Martí, «la Naturaleza me dijo: ;arna! Y mi corazón dijo:
¡agradece! Y desde entonces yo amo al bueno y al malo, hago religión
de la lealtad y abrazo a cuantos me hacen bien>’”. Estas palabras de
Martí encuentran un eco en el poema XXXIX de Versos Sencillos:
«Cultivo una rosa blanca,
en junio como en enero,
para el amigo sincero
Que me da su mano franca.
Ypara el cruel que me arranca
el corazón con que vivo>
cardo ni oruga cultivo;
cultivo una rosa blanca»
Este poema señala el derrotero que Martí se ha impuesto en sus
relaciones humanas. La «rosa blanca’; simboliza la bondad, la amistad;
la solidaridad y la conciliación. Se combinan en esta imagen dos símbolos
de ascendencia espiritual ~. ‘;Cultiva;’ Martí la bondad en todo
momento —«en junio como en enero>’—; manteniéndose leal a sus
principios. Esta actitud crítica no va dirigida solamente a amigos, sino
también a sus enemigos. Establece Martí una antítesis entre amistad
y enemistad, esta última simbolizada por «cardos» y «orugas’. Ya en
otra ocasión había Martí utilizado el tropo «oruga’, que tanta controversia
ha creado en este poema> para referirse a la ‘amistad falsa; o
la enemistad: ‘¡No hay orugas más ruines que los amigos de la hora
venturosat» ~, La acepción de ‘oruga’ en estas líneas es la de gusano,
y a esta acepción se inclina Manuel Isidro Méndez en su libro Martí ‘~“.
El poema no pierde su significado último; así utilicemos una acepción
o la otra, o aun la posibilidad de que en vez de ‘oruga> sea ‘ortiga’.
El impacto de la actitud conciliadora de Martí, su amor inalterable
por el hombre y todos los seres de esa Naturaleza que tanto le inspiró,
se refleja en este poema, y en casi toda su obra> en la cual, en bello
marco; encuentran su síntesis y armonía, las realidades físicas y espirituales
del Universo.
96 Ibid., vol. II, p. 826.
97 Ibid., vol. II, p. 205; op. cit., López Morrillas p. 127: cita a Sanz del Rio:
«No venimos de guerra, sino de paz, ni conocemos contrarios, aunque ellos se
acusen de tales»
98 op. cit., Martí, Lex, p. 1361.
99 Op. dL, Sehulinan, p. 102: «El color blanco entraña el significado de pureza”,
p. 236: «Es una constante en la tropología martiana la identificación de
‘rosa> con la nobleza del comportamiento y del carácter hmnano»
1~ Op. cit., Martí, Lex, vol. 1, p. 1493.
~ Op. cit., Méndez, pp. 266-7. Op. uit, Sehulman, p. 364 (nota 448): Para una
relación de la controversia entre las palabras ‘oruga> y ‘ortiga’, véase la p. 364
(nota 448) del libro de Schulman.

López Morillas, al comentar sobre la noción krausista del arte, escribe
que «la obra artística es la síntesis en que se armoniza y trasciende
la oposición representada por el artista y su mundo>’ 102 En su
obra encontró Martí armonía con el Universo.
RAFAEL RODRÍGUEZ
Washington University
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102 Op. cit., López Morrillas (1956), p. 128.